Para muchos de nosotros el verano ha terminado. Y en unos días comenzará la tercera estación del año: el otoño. Conectar con la energía del otoño nos ayudará a centrarnos y a emprender un nuevo curso este año: el de nuestro autoconocimiento y crecimiento personal.
ADIÓS AL VERANO
Se acabaron las vacaciones, retomamos las obligaciones y la rutina se impone, lo que supone una carga a veces difícil de llevar.
Los primeros días podemos experimentar cansancio, mal humor, desórdenes en la alimentación y en el sueño, hasta que más o menos conseguimos ajustarnos a nuestro nuevo ritmo de vida.
Pero ¿realmente estamos AQUÍ? ¿Estamos viviendo cada día conscientemente?
VAMOS TIRANDO
Cuando nos preguntan qué tal nos va la vida decimos que «tirando». Es así de terrible: nuestro día a día se ha convertido en una carga de la que tenemos que tirar.
Por eso vivimos con la mente puesta en la próxima «escapada».
Necesitamos escapar, pero ¿en realidad de qué? ¿De nuestro trabajo? ¿De nuestras obligaciones? ¿De nuestras relaciones?
¿O de nosotros mismos?
AHORA TAMBIÉN CUENTA
Estamos aquí. Estamos AQUÍ Y AHORA. No podemos escapar de nosotros mismos, de nuestras elecciones, de nuestros compromisos, de nuestros aprendizajes.
Este también es nuestro momento.
Cada día cuenta, cada día es una oportunidad para aprender en el camino del autoconocimiento, para profundizar y para desarrollarnos, para descubrirnos, reconocernos y ponernos en marcha.
La vida no se reduce a los fines de semana o a las vacaciones. La vida sucede a cada segundo. Y es lamentable que no lo apreciemos.
CONECTANDO CON LA ENERGÍA DEL OTOÑO
El otoño es la época en que la Naturaleza comienza a marchitarse. Las hojas se arrugan, se secan y caen al suelo. La savia de los árboles desciende a las raíces, permaneciendo en estado latente durante los próximos meses. Todo lo que es innecesario se elimina.
Asimismo, al emprender nuestro viaje de autoconocimiento, deben caer las hojas de nuestras resistencias, de nuestros límites y barreras; debemos desnudarnos para poder escucharnos, comprendernos y apreciarnos en toda nuestra sencillez y grandiosidad.
Sólo desde esta conexión podemos aguardar el estallido de la primavera y una vez que hemos conectado con esa fuerza interior, con nuestro centro, todo lo demás ha de llegar.