Te invito a formar parte de la comunidad de bienestar

Dice un proverbio que cuando queremos desarrollar una virtud en nuestro interior, la vida no nos entrega esa virtud cumplida, sino que nos brinda una oportunidad donde podemos desarrollar esa virtud.

Este fué mi sentir al conocer la historia de Karime, una querida alumna de Madre Tierra, nosotros somos una comunidad, nos apoyamos, más allá del tapete, y tuvimos la oportunidad de llevar a cabo nuestra filosofía.

Kari tuvo una operación y sus gastos se dispararon, así que acudió su comunidad, su Tribu, y durante algunos días, tuvo la oportunidad de vender algunas cosas con la comunidad de la escuela.

Karime, honramos tus pasos, admiramos tu valentía, siempre contigo

Les comparto la palabras de Kari:

Buenos dias mundooooooo!!!!

Gracias porque hoy dia sigo recibiendo mensajes preguntándome cómo sigo de salud, como les había comentado esta experiencia me hizo ver lo afortunada que soy en muchos aspectos.

Hace poco leí una historia de

“El Buda de Oro”

la cual metafóricamente hablando me podría describir en estos momentos. Los historiadores creen que los monjes tailandeses cubrieron al buda de arcilla varios cientos de años antes de un ataque de la armada burmesa, cubrieron el buda para protegerlo. En el ataque asesinaron a todos los monjes así que no fue hasta mucho años después que se descubrió el gran tesoro.

“La estatua se estaba re alojando en un monasterio en Tailandia y se dejó a cargo de unos monjes para que movieran un buda de arcilla gigantesco.

A mitad del traslado, uno de los monjes notó un crujido en el Buda. Preocupado por dañar al ídolo, los monjes decidieron esperar un día, antes de continuar con su tarea.

Más tarde, uno de los monjes fue a revisar la estatua gigante, enfocó con su linterna por todo el Buda y cuando llegó a la grieta, vio algo que le reflejaba la luz. Despertó su curiosidad y el monje tomó un martillo y un cincel y empezó a romper poco a poco al Buda de arcilla. Conforme quitaba la arcilla trozo a trozo, el Buda era cada vez más brillante. Después de horas de trabajo, el monje alzó la vista con admiración al ver frente a él, un enorme buda de oro sólido”

Como el buda, creo que llevaba puesto un caparazón que me cubría o me “protegía” del mundo exterior.

Nuestro verdadero tesoro lo llevamos dentro.

En ocasiones inconscientemente escondemos nuestro oro interior bajo una capa de arcilla. Todo lo que tenemos que hacer para sacar a la luz nuestro oro es tener el coraje de eliminar nuestro caparazón, y todos ustedes son como ese monje que fue quitando el lodo del Buda, con su cariño, con su amor poco a poco se quito esa capa dejando brillar mi corazón como hacia años que no brillaba…

Que Diosito los acompañe!